Horas Planetarias
Se dice de Horas Planetarias sobre las cuales tienen dominio los planetas
en los diferentes días de la semana, que representan los siete días creadores (Períodos)
como se enseña por los Rosacruces.
El sábado es el día de Saturno y corresponde al Período de Saturno.
El domingo es el día del Sol y corresponde al Período Solar.
El lunes es el día de la Luna y corresponde al Período Lunar.
El martes es el día del dios de la guerra escandinavo, Tyr, y corresponde a
la mitad marciana del Período Terrestre.
El miércoles es el día del Mercurio escandinavo, Wotan, y corresponde a la
mitad mercurial del Período Terrestre.
El jueves es el día de Thor, o sea, el Júpiter escandinavo, y corresponde al
Período de Júpiter.
El viernes es el día de Venus, la diosa escandinava nombrada Freía, y corresponde
al Período de Venus.
Además de la regencia sobre los días de la semana los planetas tienen dominio
a la vez sobre las horas del día, y el subsiguiente sistema, orden y conexión
entre la regencia de los días y horas se hace palpable cuando se observa que:
El planeta por el cual un día es nombrado, rige la primera hora de aquel día
después de la salida del Sol.
Empezando con la hora de salir el Sol en domingo, el cual está regido por el
Sol, la hora siguiente se adjudica a Venus, y la posterior a Mercurio y las inmediatas
y en el orden indicado serán regidas por la Luna, Saturno, Júpiter y Marte, volviendo
a ser regidas las horas por grupos de siete y en el orden dicho: Sol, Venus,
Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter y Marte. Esta sucesión se sigue en ininterrumpido
orden hasta la mañana del domingo próximo en la que Marte rige la última hora de
la semana en su orden propio y el Sol empieza la nueva semana con su rayo benéfico
para seguir siempre con el mismo método.
Con esta disposición de sucesión, empezando a la salida del Sol en domingo,
la Luna rige la primera hora del lunes, que es la vigésima quinta hora desde
que el Sol rigió la primera en la mañana del domingo. Marte por lo tanto regirá la
primera hora del martes, que a su vez representa la vigésima quinta a contar desde
el lunes en la mañana a la salida del Sol que empezó a ser regida por la Luna,
y así sucesivamente durante los demás días de toda la semana. Esto nos
demuestra que el modo de nombrar a los días por el de los Espíritus Planetarios
que tienen dominios sobre ellos, se acopla con el sistema de las horas planetarias
y ambos están fundados en un conocimiento esotérico.
Cuando hablamos de "horas planetarias", debe entenderse que estas
horas no tienen 60 minutos de duración, sino que varían ampliamente con la época
del año y el lugar de residencia. Cerca del Ecuador la divergencia es menor,
pero aumenta a medida que vamos hacia el Norte, porque una "hora planetaria" es
la duodécima parte del tiempo comprendido entre la puesta del Sol de un día de
terminado y la salida del mismo astro a la mañana siguiente; dicho de otro modo,
es la doceava parte de un día dado que comienza a la salida del Sol y termina al
ponerse.
En los equinoccios, donde los días y las noches son de igual duración, las
"horas planetarias" son también de 60 minutos cada una, pero en el medio del verano
y a los 60 grados de latitud, donde el Sol sale a las 3 de la mañana y se pone
a las 8 de la tarde, dando un día de 17 horas y una noche de 7 solamente, las
"horas planetarias" del día son de 92 minutos de largas contra 27 minutos de las
horas de la noche. Esto es al contrario en el mes de diciembre, pues entonces el
Sol no sale hasta las 9:15 de la mañana, poniéndose a las 2:45 de la tarde, con el
resultado de que las horas planetarias del día son 27 minutos de largas y 92 minutos
las de la noche. Esto ocurre, como hemos dicho, a los 60° de latitud Norte.
Para comodidad y guía del lector se añaden al final del libro seis tablas, cada
una de ellas utilizable para dos meses del año para todos los que viven en las
latitudes comprendidas de los 25 a los 55 grados, tanto Norte como Sur, o sea,
que abarcan prácticamente las tierras del mundo civilizado. Los datos que mencionan
son perpetuos y por consiguiente pueden ser utilizados durante toda la vida
del individuo.
Para hallar el planeta que rige una hora determinada, consúltese el reloj y
véase la tabla para el mes en que se halle. Ahora póngase el índice sobre la columna
de la latitud que corresponda al punto de la residencia y deténgase en la
primera hora posterior a la indicada por el reloj. Súbase un renglón en la columna
y el tiempo indicado allí señala el regente planetario que comienza a actuar en
aquel momento y continuará en tal cargo hasta la hora indicada en el punto donde
nos detuvimos primeramente.
Los regentes de las horas se encuentran en la intersección de la línea que
contiene la hora en la que comienza a regir y la columna del propio día de la semana.
Para poner un ejemplo, supongamos que deseamos saber qué planeta regirá
en la latitud de 40 grados, el jueves a las 2 de la tarde, en el mes de diciembre.
Ponemos el índice en la columna central de las latitudes contenidas en la tabla
para diciembre, y lo corremos hacia abajo, deteniéndonos a las 2:18 de la tarde,
que es la hora que "más tarde" deseamos. Entonces subimos un paso hacia arriba
y llegamos a la 1:32 de la tarde, y continuamos al llegar aquí hacia la izquierda
hasta llegar a la columna del jueves y allí encontraremos al planeta Marte y sabemos
que este planeta regirá de la 1:32 a las 2:18 de la tarde del jueves, durante
los meses de diciembre a enero, en las latitudes 35 a 45 grados.
En cuanto al uso de las "horas planetarias", cualquiera que haya estudiado
la naturaleza de la influencia de los diversos planetas sobre los asuntos de la vida,
se formará una opinión rápidamente. La experiencia y la observación harán bien
pronto a cualquiera proficiente en la elección del momento más propicio para
hacer las cosas que desean con la mayor probabilidad de éxito. Hay muchos que
escudriñan las estrellas para prostituir su influencia usándola con fines egoístas y
se esfuerzan en obtener por ella más ventajas ilegítimas, pero los lectores de
nuestros libros y de nuestra filosofía no deben confiar en encontrar el medio de
proceder con tal propósito, pues nosotros no hemos estudiado este asunto desde
tal punto de vista, y tampoco lo enseñaríamos si acaso lo supiéramos.
Pero en ciertas ocasiones las horas planetarias pueden ser usadas rectamente
y beneficiarse por ello, y con este punto de vista sí que intentaremos la explicación
de como pueden ser de servicio su uso.
Supongamos que deseamos ayudar a un amigo para conseguir una colocación
y sabemos de una casa en la que "convendrían sus servicios". Nosotros
sabemos muy bien que el Sol es el indicador de aquellos que ejercen autoridad, y
por lo tanto las horas del Sol son buenas para tratar de negocios y pedir favores a
tales personalidades, y, en consecuencia, la mayor probabilidad de éxito la tendremos
en las horas en que domina el Sol para interceder por nuestro amigo.
Pero también será importante recordar que el planeta que rige la primera
hora de un día dado tiene un dominio o "regencia primordial" durante todo el día
y que los otros planetas son solo regentes subsidiarios con el regente del día.
Ellos están debilitados o fortalecidos en proporción a la afinidad o antipatía de sus
naturalezas con la del regente del día. Así, pues, si elegimos una "hora solar" en
sábado que está matizado con la influencia obstructora de Saturno, las probabilidades
de éxito no son tan marcadas como si se eligiese una "hora solar" en jueves,
cuyo día está saturado todo él con el rayo benéfico de su regente, Júpiter.
Puede que, por una razón de amistad, queramos reprender a algún amigo para
hacerle entrar en razón, el cual sabemos que tiene un carácter violento, o que es
propenso a resentirse al decirle alguna cosa y que a nosotros nos gustase evitar
una disputa, entonces debemos emplear la sábana húmeda y fría de una "hora
saturnina" y en el día de Saturno si es posible, para aplacar y saciar el espíritu
marcial. El peligro de una ruptura quedará en tal caso disminuido en proporción
grande y probablemente nos veremos maravillados de lo suave y placentera que
la discusión transcurrió.
En caso de que veamos conveniente estimular a alguno que se ha dado a
la holgazanería haciendo sufrir por su conducta a sus allegados, y si vemos que
es necesario hasta casi encender un fuego bajo su asiento para impulsarle a cambiar
de vida, mezclemos la energía y el fuego de Marte en un día de su regencia y
aprovechando una "hora marciana", hablándole y llamándole a la razón en martes.
En estas condiciones será seguramente influido si es que hay alguna posibilidad
de hacerle retroceder en el camino emprendido y volver a su vida de trabajo y
actividad.
Si usamos las "horas planetarias" en el sentido que dejamos dicho con el
propósito de un servicio desinteresado, podemos tener la confianza de conferir
innumerables beneficios sobre nuestros semejantes y atesorar una gran cantidad
de bienaventuranzas en el cielo donde las posesiones no se enmohecen, ni se
hurtan, ni se corrompen, y bueno será tener en cuenta que a pesar de que ganemos
mucho dinero, poder, honra y otras cosas que pertenecen a este mundo con
ayuda de tal conocimiento, todas esas propiedades y pertenencias las dejaremos
detrás de nosotros cuando la muerte nos llame y que "únicamente nuestras
buenas acciones permanecerán a nuestro lado en tal momento". Por lo tanto,
no nos burlemos, sino que si queremos emplear estas estelares influencias, usémoslas
en orden de que con ellas nos acarreemos una ganancia eterna en lugar
de una temporal y perecedera.
***
del libro "Astrología Científica Simplificada", de Max Heindel
No hay comentarios:
Publicar un comentario