jueves, 25 de marzo de 2010

Exaltación

Exaltación

Queda determinado en Dignificado, que cuando un planeta está situado en
un signo de naturaleza similar, queda así fortalecido o dignificado, pero cuando
otro planeta de la misma naturaleza del regente penetra en aquel signo, se mezclan
sus cualidades con las de este gobernante y las del signo, quedando entonces
poderosamente fortalecido o exaltado. Por ejemplo, Aries es un signo seco, de
fuego. Su gobernante es Marte, un planeta igualmente seco, de fuego, y cuando el
Sol, el manantial del calor y el dador de la vida penetra en este signo queda exaltado
hasta un grado superlativo de poderío y en el acto la vida comienza a manifestarse
en todos los departamentos de la naturaleza. El punto más importante a
tener en cuenta para lo que constituye exaltación es que requiere la mezcla de
tres naturalezas similares. Escorpión es también un signo marciano, pero es al
mismo tiempo acuoso y no concuerda rigurosamente con la naturaleza del Sol,
como Aries, por lo que el Sol no puede estar exaltado en Escorpión como lo está
en Aries.
El señor de la vida y del calor, el Sol, se ve siempre opuesto por Saturno en
la regulación de sus signos, Leo y Acuario, de manera que el frío y mortífero Saturno
se opone al Sol desde su signo de exaltación, Libra. Venus y Marte son los
planetas de la atracción, bajo el punto de vista del sexo, y como es así que todo lo
que es generado por el sexo está bajo las garras de la muerte, Marte tiene así un
derecho a regular a Escorpión, el signo de la casa octava que denota muerte;
queda también propiamente exaltado en el signo saturnino, Capricornio, y a Saturno,
el señor de la muerte, se le atribuye justamente naturaleza exaltada en Libra,
el signo cardinal y masculino de Venus.
Cáncer, el femenino y húmedo signo regido por la Luna, es el próximo a
Leo, signo ardiente y seco gobernado por el Sol. Es, por consiguiente, requerido
por la ley de analogía que el signo de exaltación de la Luna debe ser el inmediato
al Sol, en Tauro. Venus, el planeta del amor, ofrece una atinada expresión para las
fuerzas lunares de fecundidad concordando enteramente con estas tendencias al
húmedo, fructuoso y femenino signo Tauro, y he aquí por qué este signo nos ofrece
la más poderosa expresión de fuerza operando a través de la Luna, y de aquí
que pueda estar completamente exaltado en Tauro. Venus nos aprisiona con los
lazos de amor para la perpetuación de la especie, y por consiguiente, aquel amor
es esencialmente egoísta, causante de dolor en consecuencia.
Quien mucho ha amado, mucho ha sufrido, y es por esto que el planeta Venus
como femenino derrame lágrimas, quede exaltado en el acuoso signo Piscis,
el de la casa duodécima, signo de la tristeza y el dolor. Allí, por los efectos purificantes
del sentimiento y del pesar, el amor terrenal, sensual, sufre una transmutación
en altruismo al influjo de los benéficos rayos de Júpiter, el regente, pues no
es la voluntad de nuestro Padre, el que suframos más allá de lo que podamos resistir,
sino proporcionarnos, con cada tentación, un medio de escapar de ella.
En el antiguo Zodíaco egipcio Cáncer aparecía en forma de escarabajo sagrado,
del que habían hecho su emblema del alma, y es una verdad esotérica que
todas las almas penetran en la vida celestial a través de la esfera de la Luna, Cáncer.
La concepción depende del sitio de la Luna y del ángulo de su rayo. Sagitario,
el Centauro, es el símbolo de la aspiración, el hombre saliendo del animal y apuntando
al cielo con su arco. A este signo lo regula Júpiter, planeta de la benevolencia,
donde se está preparando nuestro hogar futuro y donde algún día habitaremos,
cuando hayamos aprendido las lecciones del Período Terrestre y estemos
preparados para el trabajo superior del Período de Júpiter, como se describe en el
Concepto Rosacruz del Cosmos.
Al par que las fuerzas solares reflejadas a través de Cáncer y la Luna producen
generación, el rayo espiritual del Sol, reflejado a través de Cáncer y Júpiter,
opera como un poder regenerador que fortalece la naturaleza psíquica y religiosa,
por lo que se dice ciertamente que Júpiter queda exaltado en Cáncer.
Mercurio es un planeta de naturaleza variable; se toma el color y las características
de cualquier signo o planeta con el cual se configura y, por consiguiente,
no tiene afinidad alguna particular con ninguno de los planetas o signos gobernados
por los otros planetas, y de aquí que deba buscar su exaltación en sus propios
signos. Y puesto que Géminis es masculino y no concuerda tan exactamente con
Mercurio como el indiferente signo negativo de Virgo, de aquí que este es el signo
de exaltación de Mercurio.

***

del libro "Astrología Científica Simplificada", de Max Heindel

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